Cuando no estás todo es raro, diferente. Y es que no hay un sólo día en el que no piense cómo lo haría contigo a mi lado, y las broncas que me echarías por ser una cabecita loca, una niña mimosa. Seguramente, y a mis casi 26 años, ante cualquier propuesta me caería una charla: ponle cabeza, no todo es como nos gustaría, piensa en los demás…Y sí, luego me dirías un ‘haz lo que quieras, que eres mayorcita y responsable’.
Una vez en la aventura, nunca me faltaría tu apoyo. Como nunca me faltó. Como no me falta ahora, donde quiera que estés. Porque sí, ese ‘toda una mujer’ en lo que muchos dicen que me he convertido, sigue necesitando tu aprobación para dar un paso, y lo busca en la memoria de un tiempo de sonrisas.
Podría contar mil y una historias, podría pasar días, meses y años escribiendo, esa vía de escape que siempre supiste que era mi pasión. Sí, incluso podría escribir un libro. No lo haré, no porque no lo merezcas, sino porque es perfecto guardarlas para mi, para seguir recordándolas en cada acontecimiento de mi vida.
El domingo cumplo 26 y ya son 8 los años que los celebro sin ti. Lo haré con la mejor de mis sonrisas, como te encantaría que lo hiciéramos hasta en las peores circunstancia. Espero hacerlo con otra de las que cosas que más te gustaban en la vida, que ganara el Tete. Crucemos los dedos.
Ocho sin ti, ocho contigo de otra manera.
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