Eso es lo que ha hecho esta mañana el presidente del Tenerife, Miguel Concepción.
Y es que parece que al mandamás del Club Deportivo Tenerife no le ha hecho mucha gracia que salieran a la luz lás últimas noticias de la economía blanquiazul.
Por ello, en una improvisada clase de Ética y Deontología periodística, esa asignatura de quinto imprescindible para acabar con la licenciatura, el dirigente palmero explicó a los periodistas qué es lo que pueden o no publicar. Todo muy normal.
Nos olvidábamos los que amamos esta profesión que el periodismo es contar lo que los poderosos quieren y esconder aquello que no interesa que se sepa. Es decir, que los compañeros de Marca Tenerife se tenían que callar y no contar la noticia del pre-concurso porque al señor Concepción le parecía que era alarmar al socio.
Pues no Sr. Presidente. Si pasa algo, que se sepa. Si no, mantenga callados a los que filtraron la noticia. Pero la prensa es libre, y, hasta donde a mí me enseyaron, un servicio al ciudadano.
Si yo pago mi acción, aunque usted tenga 200.000 más, tiene el deber de comunicarme lo que pasa en una Junta y no tengo que leerlo en un periódico. Si usted hubiese hablado y contado la situación, hubiese sido noticia por otra vía y se ahorraría el ataque de nervios de esta mañana.
A estas horas no voy a contar nada que no se sepa. Hablado está en todos los rincones y el error queda grabado como garrafal. Lo que estaba para convertirse en un encuentro donde se contaran buenas noticias (porque las habían), se convirtió en un combate de eso que prohibieron a los menores de 18 practicar y ver em las islas…
Ay….D. Miguel, ¡que engañar al chicha es muy feo!
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