Gabriel García Márquez, 6 de marzo de 1927 – 17 Abril 2014.
Foto: El País |
Hay ocasiones en las que, por mucho que escribas, por muchas letras que juntes e intentes que algo quede bonito, nunca será suficiente. Hoy es una de ellas. Se marcha un grande y no hay mejor manera de recordarlo que con sus propias letras.
Para ello podría coger cualquiera de sus libros, arte puro. Una cita o una frase sería suficiente para que le dijésemos adiós con una sonrisa a sus 87 años en lo que ha sido la Crónica de una muerte anunciada. Pero tiraré para casa. Fue Gabo aquel que dijo que el periodismo era el mejor oficio del mundo, y no será esta humilde aprendiz la que le contradiga.
El texto, de 1996, se trata de un discurso ante la Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa,en Los Ángeles, en el que habla de, entre otras cosas, la situación del periodismo y la pasión que hay que tener por este para ejercerlo. Casi 20 años después, podría volver a ser leído sin apenas modificaciones.
«[…]Los muchachos que salen ilusionados de las academias, con la vida por delante, parecen desvinculados de la realidad y de sus problemas vitales, y prima un afán de protagonismo sobre la vocación y las aptitudes congénitas. Y en especial sobre las dos condiciones más importantes: la creatividad y la práctica.
[…]Pues el periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente. […]
Acceso al texto completo en http://www.ciudadseva.com/textos/otros/el_mejor_oficio_del_mundo.htm
El hombre se marcha y la leyenda se queda. Sigamos disfrutando de sus letras como amantes de la lectura, sigamos intentando, los comunicadores, ser, al menos, un poquito como él cuando nos sentemos ante la hoja -ahora digital- vacía.
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